F.A.Q

Cuando una persona supera los 65 años, tiene varias enfermedades, toma varios medicamentos a la vez, sufre pérdidas de memoria o tiene menos movilidad, ve reducida su autonomía o ha estado recientemente ingresado en el hospital, debe acudir a consulta geriátrica. Estos son solo algunos de los indicios más frecuentes, aunque cualquier complicación asociada al envejecimiento sería suficiente motivo para pedir el consejo de un Geriatra: conductas diferentes a las habituales, brotes de agresividad, irritabilidad, apatía o trastornos de conducta alimenticia. 

La enfermedad de Alzheimer suele presentar sus primeras señales a modo de trastornos de la memoria. No obstante, hay algunas conductas o comportamientos que pueden estar indicándonos la presencia de la enfermedad. En caso de detectar todas o alguna de ellas en un familiar o persona cercana, o incluso en nosotros mismos, conviene acudir al especialista. Estas conductas son: alteraciones en la memoria, desorientación temporo-espacial, dificultad para resolver problemas y desenvolverse en tareas habituales, complicaciones al expresarse o escribir, pérdida de iniciativa y cambios de humor repentinos, entre otras.

El Alzhéimer aún no tiene cura, pero sí existen tratamientos que ayudan a mitigar su aparición o a reducir sus efectos.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) indica que tener controlada la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo, la depresión, la inactividad cognitiva, la hipoacusia y el aislamiento social “podrían potencialmente prevenir entre 1 y 3 millones de casos de alzhéimer en el mundo”. 

De forma complementaria a todo ello, conviene acudir a un Geriatra especialista para garantizar un seguimiento médico experto durante todo el proceso.

En efecto, los mayores de 65 años han sido uno de los colectivos más afectados durante la pandemia de la COVID-19. En palabras del presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, José Augusto García Navarro, a raíz del coronavirus se incrementó el número de pacientes con depresión, insomnio y ansiedad en las consultas de Geriatría de todo el país y se vieron particularmente perjudicados los pacientes con demencia y trastornos conductuales.